Nada puede sorprenderte

Sin intención, sin expectativas, sin sorpresa.

Volvamos de nuevo a la meditación, a la práctica, por necesidad.
Aquel que se haya en un estado de meditación profundo, hondo, sólo el Amor puede sorprenderle, sólo Dios puede sorprenderle, pues no hay nada mas que Él.

Nada en la vida nos puede sorprender si estamos en un estado de presencia, ni siquiera la enfermedad.

Quería ahora hablaros del curso del Río, “un curso”, como la vida, que no tiene ni principio ni final. 

El otro día soñé con una persona que ya no está, falleció, muy importante en mi vida por lo que nos unió y lo que nos une.
Soñé que volvía, soñé que se arrimaba un lado al otro de la orilla, el uno al otro, el uno en el otro.

Cuando se habla muchas veces de alcanzar el otro lado de la orilla, no significa ir de una orilla a la otra, de ser capaces de atravesar el Río. La orilla de un lado del Río no esta separada del otro. Alcanzar el otro lado de la orilla es alcanzar ese lugar donde ya no hay una orilla separada de la otra, ni uno ni otro, ese lugar, espacio, tiempo, donde el uno se funde con el otro, ya no hay sorpresa.

Zazen es sin sorpresa, una orilla arrimada a la otra.

Una orilla arrimada a la otra es la Mente No-Se.
No vayáis mas allá de los márgenes del río, no hay vida mas allá de los márgenes del Río.
Sin sorpresa, sin pensamiento, sin “yo”.

Anticiparos al pensamiento.
Solo hay una forma de anticiparse, sin pensamiento, el no-pensamiento
Sentaros en Zazen, cruzad vuestras piernas, arrimad la una a la otra, y no os sorprendáis con nada. Que no haya sorpresa al sentarse, que no haya sorpresa al levantarse

Nunca pretendí que mi curso de formación fuese una sorpresa, ni que haya sorpresa en esta manera de escribir, solo presencia. No os sorprendáis con nada, abandonadlo todo, ningún concepto, ninguna idea.

El Maestro de la Primavera Eterna a aquellos que intentaban definir en el cuerpo las aberturas y entradas de energía les decía lo siguiente: 

 

“Cuando está presente en alguna parte, está ausente en alguna parte; cuando no está en ningún lugar determinado, no hay lugar donde no esté.”

No se trata de definir con las palabras la realidad, sino intentar utilizar las palabras para ayudar a las personas a sentir la Vida, sin sorpresas, pues no hay lugar donde no esté.
De este modo, cuando llegue el dolor y la enfermedad no os sorprenderá, cuando se vaya el dolor y la enfermedad no os sorprenderá.
Sin sorpresa, como cuando uno en el coronamiento de su Vida, en la culminación de su órbita, en la glorificación de su cuerpo, lo abandona todo, Todo, absolutamente todo. Ya en la avanzada edad, en su olvido, se aleja del mundo y se anticipa a la muerte, sorprendiéndola.

PD: Dedicado a aquellas personas que decidieron olvidarlo todo para arrimar una orilla a la otra, a mi madre.

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