Cuando el YO se convierte en el centro
Observaba antes el hombre el cielo, los astros, la naturaleza, mostrando respeto, y buscando la solución.
No podemos seguir así, diagnósticos que surgen del pensamiento sin conocer la realidad. Es esta incomparecencia, la del ser humano, la que hace que el pensamiento separado de la realidad no haga nada más que encontrar problemas y soluciones. Diagnósticos que al no partir de la realidad, sino de esas teorías que convierten, la esclavizan, la Naturaleza en un conjunto de datos, dependiendo su especialidad, se aproximan más los mismos al desorden de la mente que a la realidad.
De esta peculiar manera un diagnóstico se convierte en el centro de atracción para todas esas mentes que giran alrededor de sí mismas, convirtiéndose la mente, en el centro en lugar de la naturaleza.
Es la mente quien define qué es el sol, y la luna, y los océanos, en lugar de definir todos ellos al ser humano, ser su aspiración. Hoy aspiramos a que nos digan que somos TDAH, bipolar, a poder encontrar lo que somos en Wikipedia más que en el sistema solar, esa bóveda que nos rodea, hoy sólo nos rodea la mente, merodea.
En lugar de darnos cuenta que es este contexto que rodea al ser humano, esos millones de teorías y pensamientos, el que está enfermo, enloqueciendo, trasladando la locura, la enfermedad, a la naturaleza, culpabilizándola de su enfermedad, quebrantándola con sus pensamientos, burlándose de ella, hemos naturalizado el pensamiento y abandonado a la naturaleza.
Cuánto me gustaría que alguien más se subiera a este barco ahora, en este momento, volver a navegar por el insondable océano, atravesar la puerta sin puerta, antes de ir por ahí llamando de puerta en puerta, desparramando basura al mar.
Todavía no somos conscientes que tras esas enfermedades mentales existe un contexto atroz que presiona y condiciona nuestra naturaleza.
Es ese contexto el que es autista, el que tiene TDAH, el que está enfermo, ¿cómo se puede pasar por alto ésto e imputar a la naturaleza de todo ello?.
Si conociéramos tras muchos de esos diagnósticos cuantos partos complicados hay, cuántos estados de alerta, cuantos miedos, cuánta soledad, cuánta indiferencia, cuántas ausencias, cuanta falta de conciencia y de amor, si supiéramos de todo eso en ese momento, quién se atrevería en ese instante a hablar de otra cosa que no fuera eso.
Cómo puede ayudar un ser humano a otro si no conoce de todo esto, de este inhumano contexto, y si no conoce de todo esto su falta, la naturaleza. Hoy todo le sirve a la mente, menos la naturaleza. Para tratar ese contexto sólo puede hacerlo quien sabe de ella.
Antes los sabios hablaban del ser, y del amor, y del cielo y de la tierra, hoy creamos palabras acordes con nuestros pensamientos, con nuestra ignorancia, más que con nuestra naturaleza, ejemplo de estas palabras que son como caramelos de azúcar para la mente, para las ciencias, y para los inconscientes son; PAS, neurodivergente, poliamor…
Cuando el ego se convierte en el que siente, el que diagnostica, y el que busca la solución, cuando el ego se convierte en el centro, la naturaleza se queja, dice: Basta ya! ¡Qué es todo esto!.
Por eso cuando tengas dolor o sufras, como diría Eckhart Tolle, no te identifiques con el inconsciente, con la inconsciencia colectiva, la que te hace sufrir, tú eres la conciencia y la solución.
Observaba antes el hombre la naturaleza, y la naturaleza le mostraba así su respeto, agasajándole con su luz y con su amor.
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