BALBUCEO

Cuando el alumno ha avanzado en el conocimiento secundario, es decir, en el que le interesa o trae a cuenta, aquel que pertenece a su ámbito, el del cuerpo y el de la mente, pronto ha de emerger como cese de toda preocupación y stress permanente en él, el conocimiento primario, el que le devuelve al ámbito común, cese de todo perímetro y sufrimiento.

 

La salud no debe ser un tema de preocupación, ni la física ni la emocional, más que al principio. 

No puede el plano superior verse arrastrado por el plano inferior, porque nunca lo ha hecho, nunca ha preguntado la naturaleza al hombre, nunca se ha interesado en el pensamiento más que el hombre. Cortinas de humo que se levantan en lugar de caer, como caían en los Doyos Antiguos las cortinas, lugares que no se veían arrastrados por la práctica, sino que seguían tras el abandono o la caída del plano inferior (la ilusión de toda práctica), conservando la ilusión o el ánimo de cada momento.

Cuerpos arrastrados de un lugar a otro se han convertido las páginas de internet y el humo de todos aquellos que predican una práctica. Pocos sermones quedarán grabados como hojas que caen, sino que la mayoría serán levantados imponiendo su ley, como si fuera el cuerpo pergamino y la sangre tintura.

Se cae todo lo que se levanta menos lo que está arriba, no por encima, sino rodeando, como una espiral infinita, como una musa inagotable, incalculable como el silencio o como la naturaleza indefinida donde la vida se vuelve eterna y la preocupación cortinas de humo.

Que el Sí no se coloque por encima del No, que el pergamino permanezca cerrado en su espiral infinita. Que el deletreo se adentre en el misterio y en el asombro, como en ese lugar donde un día quedaron la madre y el padre al escuchar el primer balbuceo de su hija, sonido que no alcanzaba ni fin ni término. ¡Que toda palabra se iguale al primer sonido para que no falte salud!

Es difícil dar un curso de formación en este sentido, no separar el sonido del silencio, buscar lo infinito de cada palabra y del cuerpo, el sentido de la presencia en la salud física y emocional.

Hay veces que la extensión se percibe como una alfombra debajo de nuestros cuerpos, otras veces como los hilos que hacen danzar a la marioneta, otras como un descanso en manos de alguien, y otras como un dolor, aquel que te conecta al que te extiende la mano.

No se puede buscar el descanso en el cuerpo y en la mente. Estamos buscando siempre la imagen más que la luz, pero no se trata solo de un cambio de imagen. 

 

La vida es mucho más sencilla que la salud física y emocional ¿Cuándo comprenderemos esto? ¿Cuándo dejaremos de banalizar el amor, la consciencia, el momento presente? ¿Cuándo la salud hará referencia a lo trascendente y no a lo insustancial?

La salud debe ser un saludo, un pequeño balbuceo, más que una palabra.

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