Buscando las brasas
Un maestro dijo un día “Un escritor vio a un anciano, decía al verlo; solo quedaban de él la piel sobre sus huesos”. Por favor, decía el maestro, seguir buscando las brasas en medio de este cuerpo frío de tiempos pasados.
¿Cómo acabar con este frío, con este cansancio, como avivar las brasas de este cuerpo frío de tiempos pasados?
Uno de los síntomas más comunes hoy en día es la falta de energía en el corazón. Al mismo tiempo, mientras los cuerpos están fríos, la gente sigue añadiendo leña al fuego insaciable de la mente.
¿De que se alimenta la mente? No podemos seguir creando objetos, pensamientos, que sirvan de entretenimiento a la mente. Luego todos estos objetos, pensamientos, palabras, pesan demasiado, consumen lo esencial, crean flamígeras imágenes del Ser Humano, pieles sobre huesos.
Cuando llega este momento, ¿Cómo avivar, de nuevo, las brasas?
¿Cómo dejar de crear más objetos, más pensamientos? La única respuesta es ¿Quién soy? La única pregunta donde la respuesta es igual, la misma, que la propia pregunta. La única pregunta que no añade nada, que no crea nada, que no cubre nada, que no hay ni en la pregunta ni en la respuesta ningún objeto.
La mente cuando no es una con el momento presente crea un objeto, un problema, y al mismo tiempo crea una solución, otro objeto, otro consumidor de oxígeno. Así, problema y solución se alimentan el uno al otro, son lo mismo, la mente creando entretenimiento.
De esta manera, sólo hay una pregunta y una respuesta ¿Quién soy?. Dejar de crear objetos, dejar de preguntarse, dejar de responderse.
El primer síntoma mental de falta de presencia en los niños es el primer momento en el que mencionan las siguientes palabras “Me aburro”.
Rafa Peinado Díaz Tuit
Aún en este momento no han creado un problema, pues en este síntoma de separación aún no hay ningún objeto, aún no existe un problema, el niño aún no se ha hecho una pregunta ni ha encontrado una respuesta, no hay entretenimiento.
Cuando un niño os diga me aburro, no le preguntéis por qué, no le deis una solución, no creéis un problema, sólo animarle a seguir buscando las brasas en medio de este cuerpo de tiempos pasados.
La mayoría de los padres sólo hacen que crear preguntas a sus hijos (¿Qué vas hacer cuándo…?, ¿Cómo piensas que se va a resolver…?, ¿Quién crees que te va a…?), y dar respuestas (Tienes que…, Cuanto más…, Créate un futuro…, Estudia, sé útil…)
¿Podemos vivir sin hacernos tantas preguntas y sin que haya siempre una respuesta?
No creéis objetos, no creéis preguntas, no creéis respuestas, no creéis problemas. Decía el maestro “Encima del zafu solamente el peso de una vela”.
Abrasos
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