Rafa Peinado Díaz

Comprensión y tratamiento del dolor

El indicio, el sustituto.

Uno de los conflictos, fuentes de sufrimiento, y motivo de
muchísimas consultas es la relación con los hijos y con la pareja.
Es, y no quiero añadir más fuentes de conocimiento intelectual
que luego se vuelven sustitutos, sino entender hondamente su
trascendencia y su derechura hacia lo alto, por lo que este
aspecto afecta a la compostura del eje central del cuerpo,
corazón, útero, cerebro…
¿Cuál es nuestra verdadera capacidad de entender el Universo,
de conocer al otro, por supuesto de conocernos a nosotros
mismos?.

Decía Plineo, el “Bibliotecario del Mundo”, y así lo contaba Xosé
Antonio Lopez en su libro: “Considero un indicio de debilidad
humana indagar en la figura y en la forma de Dios”.

El verdadero Amor no indaga en la figura y en la forma, indagar
implica sustituir lo que es por otra cosa. Amar significa dejar de
sustituir a alguien por otra cosa, dejar de sustituir el Amor por
otra cosa, dejar de sustituir lo que somos por un diagnóstico.
Indagar es el principio de la enfermedad pues supone sustituir lo
que somos por otra cosa; el “yo”, el “síntoma”.

Cuando aparece
el “yo”, el “síntoma”, eso que somos queda condicionado, es
sustituido, por otra cosa, el diagnóstico, como decía en un
artículo anterior por “algo” o “alguien”.
De este modo surge el
sufrimiento, la Necesidad de Ser, cuando nos hacen creer que
hay “algo” llamado enfermedad que resolver para poder llegar a
ser, así aparecen todos nuestros miedos y nuestras ansiedades.
Es este indicio quién provoca la separación entre el amante y el
amado dando lugar al miedo a no encontrar el Amor.

Aquí la
psicología ha malinterpretado y relacionado equivocadamente
muchas veces el sufrimiento de un niño a la falta de amor por
parte de sus padres, así dicen “el sufrimiento empieza cuando
nos dejan de querer”.

No se puede querer o dejar de querer.

El niño sufre no cuando sus padres le dejan de querer sino cuando sus padres sustituyen el Amor por sus pensamientos, el Amor por sus miedos, lo que somos por lo que se imaginan, cuando sus padres se separan de él.

Es en este momento cuando empieza la “Historia del yo”, es
en ese momento cuando el hijo aprende una cosa: empieza a
sustituir a la madre y al padre, el Amor, por otra cosa (la pareja,
los amigos, el dinero, la profesión…).

No existe un mal padre o una buena hija, malo y bueno sólo son
formas-pensamientos, sustitutos. Sólo el Amor y la Consciencia,
el conocimiento de lo que somos, el conocimiento de Uno,
puede acabar con el sufrimiento, puede ir más allá de toda
forma-pensamiento. Más allá de Uno no puede existir el Amor y
la Consciencia, como diría Sri Aurobindo “el insondable
sentimiento de Todo en Uno”.

Cuando un niño tiene miedo sólo esta diciendo “Mamá, Papá, no
quiero sustituiros por nada, ayudadme a conoceros y a
conocerme”. Ninguna niña necesita otra Madre u otro Padre,
sólo a su padre y a su madre tal y como son, así sólo se le puede
decir a una madre o a un padre cuando vienen a consulta lo
siguiente: “Conócete a ti mismo, no hay sustituto a lo que somos,
cualquier “yo” solo es un indicio.
No se puede liberar a la madre y al hijo, o a los amantes, de su
sufrimiento a través de las formas-pensamientos, sólo a través
del Amor y la Consciencia.
Así sabremos, recordaremos, volveremos a sentir, que no
podemos dejar de ser nunca ni niños, ni Hijos, NO HAY
SUSTITUTO AL AMOR.

Las formas, el plano horizontal, con su dualidad terrenal, y los
pensamientos, el plano vertical, con su dualidad espiritual, sólo
son escaleras para que el corazón apasionado y solitario pueda
llegar, regresar al Uno.

Intentar conocer algo, por medio de las formas y los
pensamientos, los diagnósticos, es sustituirlo.


Si quieres aprender algo de un maestro no intentes sustituirlo,
así aprendí yo.
Mi Medicina es una Medicina sin sustitución.

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