La depresión.
Este post, el Curso de Formación, esta página de internet, no son
un tratado, ni un diccionario, no son un estudio, ni un pacto, son
tan solo una epístola, una carta.
Las cartas tardaban tiempo en llegar, esto nos permitía sentir
durante ese lapso de tiempo, de eternidad, a la persona a la que
iba dirigida y olvidarnos de las palabras. Las palabras se
convertían así, solamente, en ese lapso de tiempo, no en las
protagonistas.
Estos textos que escribo, toda mi página, sólo pretende ser un
lapso de tiempo entre tú y yo, un lapso de tiempo donde el tú y el
yo no sean los protagonistas.
La depresión es ese estado donde entre el tú y el yo no existe ese
lapso de tiempo, la Vida.
Un lapso es un intervalo, el espacio entre un “yo” y otro “yo”(tú).
Es en este espacio donde surge la depresión, cuando este
espacio queda anegado por el yo y el tú y surge así el vacío, la
ausencia de lo vivo.
Sigo entrecomillando el “yo”, vaciándolo, para devolver a ese
espacio el reconocimiento, la gloria y la grandeza, que el “yo” y
el “tú” le han usurpado.
Es únicamente, aquí y ahora, donde el Ser Humano puede
obtener placer, el placer del momento, así lo atestiguaron los
clásicos como Epicuro.
Eran las cartas las que recorrían esa distancia entre el tú y el yo
acortándola, postergando al tú y al yo al aquí y al ahora. Sólo
quedaba el aquí y el ahora, el paso del tiempo a través de la
carta.
Hoy en día tratamos de acortar, de vivificar, ese lapso de tiempo
entre el yo y el tú a través de WhatsApps, emails, no dejando
tiempo al placer aún no adulterado, al aquí y al ahora.
El placer es una experiencia sin espacio, sin tiempo, sin intervalo, el placer
de escribir una carta. La carta lleva el mensaje encerrado en ella
misma, ajena al tiempo y al espacio, es la distancia más corta.
Consecuencia de todo esto es el agotamiento, un hígado
agotado.
Aquí quería hablaros de la labor, de la vocación, del
hígado.
El hígado es eso que transforma lo que está muerto en
algo vivo, este momento, este lapso de tiempo.
Surge la depresión cuando agotamos al hígado intentando transformar
este momento en algo diferente a lo que somos, a lo que es, en
un yo mejor. Pues así nos han enseñado, que en un yo mejor
está la felicidad.
Solo el Amor, la carta, es el verdadero protagonista, ¿Qué más
puede uno esperar que el Amor?. Cuando el que escribe la carta
y el que la recibe no esperan nada más, nada mejor, el espacio
entre ellos desaparece y el Amor se convierte en ese lapso de
tiempo, así llega el Amor.
Hace años recibí, al poco tiempo de conocer a alguien, una carta
suya que decía; “Hola Rafa, te escribo por carta, aunque te
parezca raro, porque antes los superhéroes se comunicaban así”.
Hace años es, ese lapso de tiempo, aquí y ahora, el Amor, el
único elemento inmortal entre los mortales (¿recordaís?).
Y aunque siempre tengo poco que decir, este momento,
mientras escribo las cartas, siempre aporta algo más.
La depresión no es lo contrario a la felicidad, es el intervalo entre
la felicidad y la infelicidad, el espacio que se ausenta entre dos
pensamientos.
La depresión surge de ese vacío, no tiene que ver
con la infelicidad, quién busque la felicidad no la encontrará
nunca. ¡Basta ya de emociones buenas y emociones malas, basta
ya de buscar un yo mejor!
Recordar, cuando lo que hacemos se transforma
inmediatamente, sin esfuerzo, sin pensamiento, sin agotar el
hígado, en lo que somos, surge la capacidad de sentirse, la
capacidad de digerir y transformar, algo muerto, el yo, en algo
vivo, este momento. No ahoguéis a vuestro hígado con tantos
pensamientos, borracheras.
Hemos hablado de ese lapso de tiempo y del agotamiento.
Quería finalizar hablando de otro factor importante de la
depresión, la falta de movilidad.
Dos cosas que señalar: la
primera es el esfuerzo, la lucha, de un yo con el otro yo por
satisfacer el uno al otro, demasiados likes y pocas cartas. Y es
aquí donde toma una especial importancia el segundo aspecto
que tiene que ver con la movilidad, todo pensamiento debe ser
vital y natural.
Las religiones han cuidado mucho el aspecto natural, la
semejanza con la naturaleza, pero en ocasiones se han olvidado
del aspecto vital.
La búsqueda de la ética o moral, el dogma, han
creado una duda constante ¿Lo hago bien o lo estoy haciendo
mal?.
Esta duda constante genera que el movimiento vital se vea
interrumpido, una falta de libertad.
Era solamente una carta,
si te sientes deprimido,
¡Ábrela!,
Aquí y ahora.
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