Rafa Peinado Díaz

Comprensión y tratamiento del dolor

La manipulación

Millones de terapeutas, médicos, se separan
de la enfermedad para analizarla.

Separan, un poco más, un trozo, una parte de la realidad, aquella
que sufre precisamente por haberse separado, en frasco y tubos
de ensayo, donde la vida queda esterilizada, vaciada.

Trasladan
entonces sus pensamientos a esos inertes pequeños trozos de
materia que han sido ya vacunados contra todo rastro de vida,
para que el comportamiento de la misma, de la vida aislada, sea
similar a la mente desconectada y vacía que los ha adulterado.

El pensamiento, el ego, esta aislando al Ser Humano para poder
manipularlo.

Está intentando manipular la Vida ante su
desconcierto, su impotencia e incapacidad de amarla y
comprenderla. Es este miedo a la Vida, origen del apego al
cuerpo y al pensamiento, el que hace que el pensamiento
maltrate a la misma para sentirse propietario de su suerte.

Es el miedo del ego a la muerte lo que hace que mate la Vida para
creerse dueño y señor de la misma.

¡El enemigo es la Vida!

Esto es lo que el pensamiento hace a diario, separar al Ser
Humano de la Naturaleza, desnaturalizarlo, para hacer luego
culpa del problema a la Naturaleza muerta. Olvidándose de la
violación constante y exterminio a la que ha sido sometida.

Privar al Ser Humano, aislándolo del Amor y la Consciencia, del
acceso a la Vida Única, indivisible, más que suficiente, entera, es
el mayor acto de ignorancia sobre la Tierra.

Es como si alguien pega un golpe a una puerta y tras romperla
culpa de débil, frágil, a la Naturaleza de la puerta.

Quisiera aquí poner más ejemplos, contar esta barbarie que
afecta sobre todo a los más inocentes. Pero es en este punto
donde alguien me diría que no sea duro ¡la gente hace lo que
puede!, olvidándose de nuevo de la Vida, aislándola de nuevo,
como si no fuera importante, como si el ego del otro o el de cada
uno de nosotros fuese algo más notable, urgente.

La medicina que aplico, es dejar de aislar a la enfermedad del enfermo, al enfermo del médico, al enfermo y al médico de la realidad, del momento presente.

Dejar de aislar a la enfermedad del “yo”, de su yugo.

Cuando manipulamos la Vida, cuando dejamos de confiar en ella,
cuando llega la Locura, el singular destino que nos queda, es un
pequeño fragmento de Natura, otro pensamiento más, otra
ciencia.

No hay mayor condena que el pensamiento separado, arrastrado
de la realidad, aislado.

Es menester de la Humanidad, en su andadura, que las
tribulaciones no sean nunca más objetos, trofeos, tribunas,
cubetas, pensamientos.

¿Quién empieza?

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